Supongo que es normal que
me sienta tan identificado con la letra de aquella canción de Joan
Manuel Serrat que trata acerca de la amistad y cuyo estribillo se
corona con “lo mejor de cada casa”. Es una sensación que se
agranda cuando, por ejemplo, a uno le llega un correo electrónico de
su amigo Miguel Mejía en el que explica que lleva ya a algún tiempo
trabajando en la traducción de la obra de un poeta alemán que no
tiene ningún libro traducido al español, que tiene ya una versión
bastante consolidada de uno de sus tres poemarios y que me la adjunta
en un archivo pdf para que, cuando pueda, la lea con ojos de lector
medio, le diga si encuentro algunos giros raros, si se entienden o no
se entienden los poemas. El poeta se llama Nicolas Born. El libro,
Situación del Mercado, es el primero de los tres que escribió
y su composición está enmarcada entre los años 1965 y 1967 en la
Alemania del Oeste. Tengo que confesar que me siento como un intruso
en casa ajena al intentar comentar los poemas que componen el libro.
En cierto modo, es como si me faltase legitimidad, como si fuera
demasiado presuntuoso. En cualquier caso, cuando empecé a leer el
libro, me pareció que estaba ante una especie de poesía del
indicio, en la que bajo un manto aparente de normalidad excesiva, se
van atisbando algunos fogonazos de razón, de clarividencia, algo que
se percibe especialmente en el poema que da título al libro
“Situación del mercado” y que termina sugiriendo: Es curioso
el invierno / antes de llegar. Según se va avanzando, no es
difícil comprender que los temas y ambientes que el libro plantea
son mucho más diversos y aparecen ante el lector por todas partes
referencias a múltiples aspectos de la vida y el pensamiento que se
van desgranando lentamente, pero sin tregua. Así, nos encontramos
con poemas como “Autorresponsabilidad” con otro final
contundente: Cada uno alguna vez se plantea la pregunta / de si
conduce él mismo o se deja conducir.
Poemas sobre la prensa, la televisión, autorretratos, erotismo,
política, envejecimiento, amor, muerte, van, poco a poco, abriendo
un camino, desenterrando el que, a mi entender, es el verdadero eje
de estos poemas. No me gusta hacer afirmaciones categóricas, pero,
desde mi punto de vista, la poesía desplegada por Born en Situación
del Mercado es una poesía del
sentido común. Es esta una idea que fue formándose en mis ojos de
lector que busca una posible columna para Las Afueras y que vi
refrendada cuando, al llegar al poema “Sobre las casas”, leí:
Ya
nadie se sorprende.
Para
comprenderla, a la muerte hay
que
dividirla entre la multitud. Las cifras
son
un factor musical, provocan
sentido
común.
Se
entienden así otros matices cuando se vuelve a los versos subrayados
a lo largo de las páginas. Parece, entonces, que hay pequeños
manuales para la vida escondidos en cualquiera de los poemas. Así,
“Elogio del colectivo” nos señala: (…) estando
en buenas manos / tampoco pregunta nadie por el clasicismo.
“Por fin ya no queda nada que perder” nos recuerda que:
Obviamente
pasan las semanas / los movimientos tienen su sentido igual que
antes.
“Intento lamentarme” plantea con claridad una cuestión muy
seria: Qué
he hecho yo para que me consuma / la luz eléctrica.
Y, por supuesto, en uno de los poemas que forman parte de la sección
“Necrologías” nos alumbra una certeza: y
me causó sorpresa / que se pueda envejecer con buen humor.
No sé si a todos os pasa lo mismo, pero, a veces, tengo la sensación
de que nunca agradecemos de forma suficiente, nunca reconocemos la
verdadera dimensión del mérito que tiene la labor de traducir.