viernes, 9 de julio de 2010

Vista cansada

Es difícil opinar sobre un libro cuando cuando compartes con el autor ideas y puntos de vista y, además, te cae bien. Aunque quizás lo difícil es ser objetivo, sobre todo, cuando te han gustado mucho otros libros del mismo escritor y ahora te encuentras ante un libro que no te comunica tanto, un libro que no es un bodrio, pero no se acerca a un imprescindible. Este es el ambiente intelectual que ronda mi acalorada cabeza mientras intento edificar una opinión razonable sobre Vista cansada de Luis García Montero, publicado en la preciosa colección Palabra de Honor de la editorial Visor. Este dato es, en sí mismo, lo primero que no me gusta del libro, ya que el director de la colección es el propio García Montero. Yo debo ser un ingenuo. Así te va, pensarán algunos. Yo, la verdad, no creo que alguien con el reconocimiento de este poeta necesite autopublicarse, pero también se me podría objetar que él puede elegir y no sería rechazado en ninguna editorial. Pero vayamos a lo importante, a los poemas. Tengo que reconocer que hay versos en el libro que lo justifican plenamente, que son incorregibles en su acierto, en su perspectiva. Sin embargo, pocos poemas me han gustado al completo. Creo que García Montero abusa de determinadas palabras, de determinadas imágenes. En muchos pasajes, parece que se busca claramente un efectismo fácil, una forma de nombrar y crear ambientes que busca de forma descarada a la audiencia. Esta búsqueda de audiencia nunca está destinada a la comprensión por parte del lector. Al contrario, a pesar del recurso a un léxico común y sencillo, se adivina un uso calculado de un contenido a medio camino entre lo cotidiano y lo incomprensible. Escribo estas opiniones como una visión muy personal del libro y entiendo perfectamente que algunos encuentren que el libro es maravilloso. De la misma forma, quiero dejar claro que sigue cayendo bien este hombre y que tiene escritos algunos poemas memorables en otros libros como Completamente viernes. Es importante hacer estas aclaraciones en un país como el nuestro, caracterizado por las actitudes de apoyo incondicional e irreflexivo.