jueves, 31 de marzo de 2016

Lo de siempre (disculpen mi osadía)

La poesía es siempre un hecho estético. Supone la traducción de una luz, una impresión, una intuición, al mismo lenguaje que nos sirve de comercio cotidiano. Esto hace que la poesía sea también un acto comunicativo. La traducción, como es sabido, siempre supone una pérdida. Por ello, el uso de la etiqueta “poesía pura” para identificar un determinado tono o estilo siempre me pareció un abuso del adjetivo. Otra consecuencia evidente, por otra parte, es que la poesía no puede pretender la objetividad de una fotografía, ni puede aspirar a ser una crónica en un sentido estricto. Toda poesía, como toda literatura, implica siempre una reconstrucción, una interpretación de lo que llamamos realidad. 

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