miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Festival de Cine Iberoameriacano de Huelva

Durante estos días, se está celebrando en nuestra ciudad el Festival de Cine Iberoamericano y creo que es un buen momento para reflexionar sobre ciertos matices de nuestra identidad colectiva como onubenses y de los complejos que algunas veces nos asoman en momentos de arrebato e impulsividad. El Festival de Cine Iberoamericano de Huelva es ya un viejo conocido para los profesionales del séptimo arte. Nació en el año 1975 y con ésta ya van 35 ediciones. Teniendo en cuenta las características del Festival, podemos decir que se trata de un evento que goza de muy buena salud. Me explico: normalmente, la gran enfermedad que asola a cualquier empresa cultural es la falta de rentabilidad económica y nuestro Festival, en este punto, es muy especial. Aunque no haga falta mencionarlo, conviene recordar que el cine no es el punto fuerte de nuestra capital: solo contamos con un local provisto de salas comerciales, en el que (al margen de la semana del festival) el único criterio de selección de las cintas es la taquilla. A esto hemos de añadir, cómo hemos asistido impasibles a la caída y el derrumbe del resto de salas de cine de nuestra ciudad. Pero, lo más importante, es la escasa asistencia al Festival de espectadores que paguen su entrada, es decir, no sólo la asistencia a las películas es baja, además ,hay un sector muy importante que acude al cine subvencionado con las entradas que se reparten por las diferentes asociaciones e instituciones. Este panorama sería terrible si estuviéramos ante cualquier otra actividad cultural. Sin embargo, parece que los gestores culturales de los diferentes gobiernos (locales, autonómicos y nacionales) han entendido la importancia de mantener el festival de Huelva. Como muestra de ello, la Ministra de Cultura Ángeles González Sinde ha expresado recientemente su apoyo al evento. Por ello, sería bueno que los onubenses, antes de criticar al festival, pensáramos un poco en lo que representa: se trata de un acontecimiento cultural con un empeño romántico, luchamos por la posibilidad de un cine americano que no tenga el neutro sabor de Hollywood. La importancia de nuestro festival se comprende fácilmente si se atiende al interés que ponen los realizadores iberoamericanos por participar en él. Se puede decir que este tipo de cine no es el que pide la gente y esto puede ser, en parte, cierto, pero como toda aseveración se puede matizar. En primer lugar, no puede opinarse sobre lo que no se conoce y, a menudo, se comete el error de no promocionar adecuadamente el producto, por ejemplo, llevamos al cine a los niños y niñas en edad escolar desde los colegios y las películas que están programadas para público infantil son, con frecuencia, películas españolas que los niños ya conocen o podrían acceder a ellas por canales comerciales. En segundo lugar, la entrada gratuita, en mi opinión, está creando una infravaloración de las películas exhibidas, por lo que creo que habría sido más productivo el uso de estrategias de descuentos. En tercer lugar, el recurso a jurados no profesionales y seleccionados entre los conocidos de la organización para determinadas secciones como la de cortometrajes, genera descrédito y no ayuda a prestigiar un evento tan importante como éste. En cuarto y último lugar, si tan poco interesa el festival y tan inútil resulta ¿por qué algunos se ponen furiosos, cuando circula ese manido rumor del cambio de ciudad del festival? Un rumor que, dicho sea de paso, está creado y mantenido por ese complejo de pueblo apático e indiferente que no conseguimos sacudirnos de encima. Resumiendo, me gustaría animar a quienes me escuchen a que se sientan orgullosos del festival, a pagar por acudir a las proyecciones y a interesarse por el cine que nos trae el continente suramericano, que tan bien acostumbrados nos tiene en otras disciplinas artísticas como la literatura. Seamos capaces de mantener con orgullo, en este rincón de Europa, nuestra función de puerto de comunicaciones interoceánicas con una realidad a la que nos parecemos más de lo que somos conscientes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enrique me ha encantado esta entrada, deberías mandarla a http://lahuelvacateta.wordpress.com/. Un abrazo ;)

Sr. Lenguado dijo...

Gracias amigo. Eres uno de los pocos lectores que comentan.