jueves, 24 de abril de 2008

Feria del Libro

Estamos a 24 de abril de abril y todavía no he ido a la Feria del Libro. Ya hemos atravesado la frontera del 23 de abril, día internacional del libro y consabido aniversario de la muerte dos de los más grandes escritores de la Historia de la Literatura y aún no me he dignado a visitar la Feria del libro de mi ciudad. Yo, que me enorgullezco de defender las virtudes de la lectura a ultranza; yo, que trato de promover entre mi alumnado la lectura y me autoimpongo la obligación de dar ejemplo; yo, que defiendo el libro como soporte completamente válido y contemporáneo y que evito (aunque no desdeño) la lectura en pantallas de ordenador. Pues sí, yo, por ahora, no la he visitado. Cuando lo pienso, no paro de ponerme excusas: la nueva ubicación me cae muy lejos, total si allí sólo voy a encontrar bestsellers con sus correspondientes precios injustos, lee primero lo que tienes en casa (que ya es mucho) y luego te planteas comprar más libros, etcétera. Pero, en raras ocasiones, me planteo las verdaderas cuestiones de fondo, esas que resisten el envite de las excusas y nos enfrentan a realidades que no nos gusta aceptar. Quizá, en el fenómeno de la decadencia de lo cultural en la sociedad (del que tanto me gusta hablar) no sea yo más que otro de sus actores. Es entonces cuando pienso que me acerco demasiado a situaciones de las que siempre quise estar lejos: la pereza para lo cultural, la desidia, la desgana que no me permite encontrar espacios para la literatura, lo mucho que me dura una novela, el olvido de los versos… Esto hay que cambiarlo. Esta misma tarde, me voy a la Feria del Libro.

No hay comentarios: