domingo, 23 de diciembre de 2007

Mudanza

No se trata solamente de pedir un día libre en el trabajo, de andar tienda por tienda mendigando cajas de cartón que no vayan a usarse. No se trata tan solo de empaquetarlo todo, de tener en la puerta de la casa que dejas un camión decidido a disolver toda huella de tus manos. Se trata de asumir que aquel espacio ya nunca volverá a pertenecerte, que aquellos que lo habiten mirarán con desdén cualquier objeto olvidado. Se trata de volver a acostumbrarse a perder las costumbres que quedaron arraigadas en las paredes, volver a construir tanta rutina al amparo de un techo que apenas conocemos. Se trata de dejar cajas cerradas, de usarlas como mesas, de decorar el salón con sillas de plástico… Y asomarse a las ventanas sorprendido, pensando en la excesiva velocidad del tiempo, pensando que sería tan extraño prescindir ahora de esta luz, de este frío, de este suelo. El círculo se cierra cada noche cuando, casi dormido o fruto del insomnio, el susto se hace miedo y el miedo se hace burla de un cuerpo que aún no se aclimata al ruido de esta casa, a su sonata secreta y trasnochadora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

kike, te regalo este poema que también se llama mudanza:

gente desconocida habitará
la casa donde fuiste un niño solitario
perdido, como todos, en tus sueños
tu calle será nueva en otros ojos
empapará idéntica lluvia
a alguno que se asome a tu balcón
y voces diferentes
acallarán los gritos que tu boca
vertió, mientras jugabas, por el patio

así, del mismo modo
manos inesperadas vendrán a abrir el cuerpo
cerrado desde entonces a tus manos

ya está. y feliz año, tío